La comunidad de empleados de WeWork reflexiona sobre el pasado para seguir adelante

A medida que la empresa se prepara para cotizar en bolsa, los empleados comparten su crecimiento, tanto personal como profesional

Corey Mills (izquierda) lleva trabajando seis años en WeWork, y Marga Snyder está en la empresa desde hace diez años y medio. Foto tomada en WeWork 53 Beach St, en Nueva York, por Stefanie Delgado/WeWork.

En los 11 años que transcurrieron desde que fundarán WeWork en la ciudad de Nueva York, se ha expandido de forma exponencial, ha batallado para encontrar el equilibrio y logró alcanzar la estabilidad, mientras continúa innovando en la forma y los lugares en que las empresas llevan adelante sus actividades. Con la evolución de la empresa, también evolucionaron sus empleados, muchos de ellos en simultáneo, y de pasantes llegaron a ocupar puestos fijos y más. En el corazón de la empresa están la comunidad y los administradores de las instalaciones, quienes mantienen los edificios abiertos día a día y que son la cara visible de la empresa antes los miles de miembros alrededor del mundo.

A medida que WeWork se acerca a su oferta pública de venta, hablamos con siete empleados de los servicios de la comunidad de todas partes del mundo —desde Seúl hasta Washington D. C.—, quienes trabajan en la empresa desde hace muchos años. Nos contaron cómo era todo cuando empezaron, qué cambió desde entonces y qué esperan para el futuro. 

¿Cuáles fueron sus primeras experiencias como miembros de la comunidad de WeWork? ¿Cómo evolucionaron con el tiempo?

Alex Rodriguez, administrador de instalaciones en Washington D. C. (trabaja en la empresa desde hace casi siete años): Éramos una empresa pequeña en ese entonces. Mi primer día concluyó con una reunión de equipo a la que asistieron todos los empleados de D. C. Cabíamos en una sala de reuniones para seis personas. Había muchísima diversidad en esa sala; cultural, profesional e incluso de moda. 

Tiempo después, me ascendieron a community manager [en un edificio nuevo]. Desde entonces, mi puesto cambió infinidad de veces. Pero creo que la experiencia siempre fue la misma. Enfrentamos desafíos día a día. Trabajamos codo a codo con gente maravillosa y construimos edificios hermosos.

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1. Daniela Toro, que trabaja en WeWork desde hace más de cinco años y medio, en sus primeros días en WeWork ( WeWork Reforma 26 en Ciudad de México). 2. Toro en una visita a WeWork Almirante Barroso 81 en Río de Janeiro, en 2018. Fotografías cortesía de los sujetos.

Daniela Toro, gerente sénior de experiencias de los miembros, Ciudad de México (trabaja en la empresa desde hace cinco años y medio): yo comencé hace más de cinco años y medio, fui de las primeras en Latinoamérica. Nos contrataron para abrir el primer edificio [en México]. Fue increíble porque no había nada en español, por ejemplo, así que tuvimos que crear toda la señalización. Tuvimos que traducir todo y adaptarlo para una nueva región, con muchísimos cambios culturales. 

Marga Snyder, subgerente de la comunidad, ciudad de Nueva York (trabaja en la empresa desde hace diez años y medio): me contrató [el fundador de WeWork] Adam [Neumann], y comencé como asistente de gerente de edificios; así nos llamábamos. Teníamos un espacio para eventos en el edificio que era hermoso, con una entrada independiente. Me dije para mis adentros: "si queremos vender membresías y tenemos este espacio hermoso, ¿por qué no reservarlo para eventos nocturnos si no está en uso?". 

Así me convertí en directora de eventos y creé el equipo de eventos. Fue una locura… Tantas horas. Publicaba anuncios en Craigslist y agendaba lo que fuera, como una fiesta para el equipo de baloncesto femenino de Baruch [College]. 

Corey Mills, líder de community lead, ciudad de Nueva York (trabaja en la empresa desde hace seis años): comencé a trabajar en WeWork en 2015, en el momento en que la empresa explotó. Era evidente que esta nueva empresa estaba pisando cada vez más fuerte. Seis años después, puedo decir que la diferencia es increíble. 

Si bien parece que, en el pasado, lo único que hacíamos era abrir edificio tras edificio y comprar, comprar, comprar, ahora tenemos nuevas formas de monetizar un producto que ya tenemos. Contamos con productos como WeWork All Access y WeWork On Demand, que permiten a la gente acceder a nuestros espacios fácilmente. Tenemos una nueva sociedad con Saks Fifth Avenue (SaksWork). Estas son direcciones nuevas que la empresa está tomando.

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1. Ana Maggiore recorriendo WeWork 535 Mission St en San Francisco durante la construcción, en 2014. 2. Maggiore en WeWork The Lab en Denver, en 2017.

Paula Seretny, directora del área de la comunidad, Melbourne (trabaja en la empresa desde hace cuatro años y medio): abrimos miles de edificios y contratamos a miles de personas. Los procesos, los sistemas, los diseños y la gerencia han cambiado. Lo que permanece inalterable es este grupo lleno de energía de mentes prodigiosas que impulsan nuestra cultura, que es la esencia de nuestra "receta secreta".

Ana Maggiore, gerente global de programa, soluciones para la comunidad, EE. UU. (trabaja en la empresa desde hace diez años): ser testigo de la evolución de la empresa ha sido maravilloso, a pesar de los problemas que vienen junto al crecimiento, desde la administración operativa de nuestros espacios hasta el diseño innovador y la impronta de alta calidad. Fue recién el año pasado que sentí que pasamos de ser una empresa en crecimiento a ser una empresa realmente madura. Estamos desarrollando sistemas y procesos para consolidar nuestras bases, y puedo decir con absoluta seguridad que estamos más fuertes que nunca.

¿Cómo crecieron en el ámbito personal dentro de WeWork? ¿Qué los ayudó a crecer profesionalmente en WeWork y qué los mantuvo motivados?

Seretny: en los últimos cuatro años y medio, tuve la suerte de trabajar en tres mercados diferentes, en cuatro puestos diferentes. [Tras comenzar en Londres], tuve la oportunidad de desarrollar aún más mis competencias con inicio del mercado polaco, una experiencia con una curva de aprendizaje sin igual. Vender el sueño de WeWork desde una cafetería mientras recorría edificios vacíos por acondicionar, trabajaba con equipos multidisciplinarios y armaba un equipo y una comunidad de cero fue una experiencia inolvidable.

Maggiore:
Yo crecí profesionalmente en WeWork. Comencé a los 23 años sin experiencia en el mundo real, ya que no había trabajado en otro lugar antes. Eso me permitió desarrollar mi seguridad y me volví imperturbable. Aprendí a desarrollar relaciones sólidas y confianza con nuestros miembros, incluso cuando los errores y los problemas eran frecuentes. Me convertí en líder cuando abrí el mercado en Denver y armé un equipo de empleados nuevos.

Creo que la comunidad es un sentimiento. Y WeWork me genera un sentimiento que nunca antes experimenté.

Alex Rodriguez, administrador de las instalaciones, Washington D. C.

Stella Kim, líder de la comunidad, Seúl (trabaja en la empresa desde hace cuatro años): cuando comencé a trabajar en WeWork Corea hace cuatro años, había solo 28 personas y 3 edificios en Corea del Sur. Ahora el equipo está conformado por 130 personas y hay 20 edificios. Tuve la oportunidad de abrir dos edificios y organicé una gran fiesta de inauguración para uno de ellos. 

Había un gerente que era un comunicador excelente. Sabía cómo entablar una buena relación con los miembros y con otros equipos también. Pude ver cómo trabaja, cómo se comunica y cómo habla y aprender. Cuando me transfirieron a un equipo nuevo, me di cuenta de que mis competencias comunicativas también habían mejorado gracias al tiempo compartido con ese gerente. 

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1. Stella Kim celebrando su cumpleaños en 2017 en WeWork Euljiro, en Seúl. 2. Kim en WeWork Hongdae, en Seúl (2021).

Mills: lo que me ayudó a crecer profesionalmente fue la retroalimentación, la ayuda y el reconocimiento por trabajar duro. WeWork es una empresa que recompensa el trabajo duro, y eso es una motivación para trabajar más duro, lo que genera crecimiento. La oportunidad de trabajar en proyectos que resuelven problemas reales y de presentarlos ante la gerencia me ayudó a crecer de diversas formas. Me mantiene motivado para continuar y esforzarme para ser mejor y crecer más aún.

Rodriguez: Creo que la comunidad es un sentimiento. Y WeWork me genera un sentimiento que nunca antes experimenté. Muchos de nosotros sabemos que la experiencia que acumulamos aquí como empleados es la misma que para los miembros: es una experiencia que no encontrarán en otro lugar. Y esa, para mí, es la magia de lo que hacemos aquí. Estar aquí tiene muchos beneficios concretos. Pero al fin y al cabo, lo que nadie más puede ofrecernos es el sentimiento y la camaradería que nos da esta experiencia.

¿Cómo es su día a día en WeWork? ¿Cómo es interactuar con los miembros?

Mills: yo me aseguro de que las operaciones en nuestros edificios funcionen y que los miembros que trabajan desde nuestra ubicación tengan la mejor experiencia posible. Podría decir que interactuar con los miembros es un alivio muy bien recibido; poder ser una persona de la que otras dependen. Muchos de los miembros afirmaron que eso es lo que necesitan a menudo, esa interacción.

Kim: yo resuelvo los problemas que tienen los miembros, respondo inquietudes, superviso las condiciones de operación del edificio, me comunico con los equipos pertinentes y organizo eventos para los miembros. Trabajé en seis ubicaciones en los últimos cuatro años, es decir, conocí al menos a ocho mil miembros. A veces no recuerdo los nombres de todos, pero el resto recuerda el mío. Esto me hace sentir que formo parte de una comunidad del mundo. 

Rodriguez: en estos momentos, administro las operaciones de las instalaciones para el mercado del Atlántico Medio de EE. UU. (Washington D. C., Maryland, Virginia, Filadelfia). Las interacciones con los miembros son siempre cálidas, amigables y agradables, desde el primer día. 

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1. Alex Rodriguez comenzó su experiencia en la empresa en WeWork Universal North (ahora cerrado), en 2014. 2. Rodriguez en 2021 en WeWork 1701 Rhode Island Ave NW, Washington D. C., donde suele disfrutar de la terraza.

Maggiore: Representamos a los equipos de comunidad dentro de la función central. Por cada iniciativa que implementamos, pensamos en cómo afectará a cada miembro o equipo de comunidad. Los dos miembros de mi equipo y yo nos asociamos con las partes interesadas funcionales para asegurarnos de que no queden cabos sueltos. Los ayudamos a crear el plan de comunicación, a que la gerencia lo apruebe y hacemos de nexo para que todo salga de acuerdo con lo pautado. Fue maravilloso descubrir lo necesario que era eso para nosotros como empresa y luego ocupar el puesto y ayudar a desarrollarlo.

¿Con cuáles de los valores de WeWork se sienten más identificados?

Seretny: los dos valores que se acercan más a mi propia ética son “ser emprendedores” y “ser humanos y amables”. La importancia de ser resiliente y tener la mentalidad de propietaria de una empresa es clave para mi puesto, a fin de alcanzar objetivos y ayudar a impulsar el negocio. No obstante, es importante recordar que somos humanos y que ser vulnerables, auténticos y amables con los demás nos permite desarrollar confianza.

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1. Paula Seretny con sus colegas en WeWork Fox Court (ahora cerrado), en 2018. 2. Seretny en WeWork 152 Elizabeth St, Melbourne, en 2021.

Mills: “ser agradecidos” es el valor con el más que identifico. Aprendí a ser agradecido por todo y a concebir cada interacción como una oportunidad de aprender y crecer. 

Rodriguez: “hacer lo correcto”. Para mí, es como la versión optimizada de “ser auténticos”, uno de los valores originales. En mi puesto, todos los días tomo decisiones que afectan a nuestros miembros y a nuestras actividades. Es importante recordar siempre cuál es el norte cuando tomamos esas decisiones: mantener la solidez de la comunidad sobre la base de la confianza y la integridad. 

¿Qué significa para ustedes “potenciar el mundo laboral del mañana”? ¿Qué significa para ustedes que la empresa cotice en bolsa? 

Maggiore: siempre me imagino la pirámide de Maslow. Cuando hablamos de trabajo, ofrecemos a las personas de la base de la pirámide todo lo que necesitan para que puedan alcanzar su máximo potencial. Les ofrecemos oficinas hermosas, cómodas y funcionales para que cuenten con un espacio físico. Les damos wifi, café, salas de reuniones, impresoras, para que puedan llevar adelante sus tareas básicas. 

También nos ocupamos de la sección media de la pirámide para ayudarlos a conectarse y a encontrar un sentido de pertenencia. Así, pueden concentrarse en el trabajo real y usar el espacio y la energía del cerebro en las cosas que les apasionan.

A todos los que conozco les encanta el cuento del perdedor. No es muy frecuente ser parte de una historia como esa, y estoy feliz de estar aquí. 

Corey Mills, líder de la comunidad, ciudad de Nueva York

Snyder: gracias a WeWork, hay personas que pueden volver realidad el sueño de su vida, mientras que otros pueden resolver grandes problemas del mundo.

Mills: A todos los que conozco les encanta el cuento del perdedor. Así que, para nosotros, venir de todo lo que vivimos —todos los comentarios positivos y negativos— y ser parte de una empresa que está camino a superarse y alcanzar el siguiente nivel de excelencia… No es muy frecuente ser parte de una historia como esa, y estoy feliz de estar aquí. 

Rodriguez: para mí, que nuestra empresa cotice en bolsa es el reconocimiento de nuestro crecimiento y madurez, de pasar de ser una empresa emergente heterogénea a convertirnos en una fuerza motriz internacional hecha y derecha. Es la materialización del esfuerzo de todos estos años y es una demostración más de que nuestra tarea es realmente importante. Para citar al rapero Drake: ¡qué gran momento para estar vivos!

Anna Dimond es escritora, editora y productora de contenido. Vive en Los Ángeles y en Cape Cod, MA. Escribe sobre la vida al aire libre, la cultura, los negocios y la política para The Washington Post, ESPN y Red Bull, entre otros.

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