El impacto del COVID-19 desde la experiencia de los estudiantes universitarios

Un nuevo estudio demuestra cuánto luchan los estudiantes y cómo pueden mejorar sus experiencias las universidades

La educación superior ha experimentado una transformación drástica durante la pandemia del COVID-19. Si bien la aparición del COVID-19, durante el primer semestre de 2020, envió a los estudiantes a casa para que interactuaran mediante plataformas de aprendizaje en línea nuevas o renovadas, el segundo semestre del 2020 aportó una variedad de respuestas. Algunas universidades regresaron a las clases presenciales, otras siguieron dictando clases completamente en línea y algunas adaptaron un modelo híbrido. 

En diciembre del 2020, WeWork, en colaboración con Brightspot Strategy (una empresa de investigación y estrategia), realizó una encuesta ciega y representativa a más de 400 estudiantes estadounidenses durante el segundo semestre de 2020 para evaluar de manera integral su experiencia. Los resultados de la encuesta de diciembre de 2020 reflejan los porcentajes más bajos en lo que respecta a la propia experiencia de los estudiantes desde que se realizó la encuesta por primera vez en 2018.

Hallazgos fundamentales

  • En general, la satisfacción general de los estudiantes disminuyó un 27 % en el segundo semestre de 2020, en comparación con el primero de ese año (la aparición del COVID-19). 
  • Los estudiantes que tuvieron clases de manera completamente virtual reportaron la mitad de satisfacción en comparación con los que tuvieron clases 100 % presencial (35 % de satisfacción frente al 69 %). Los estudiantes «híbridos», con una mezcla de clases presenciales y virtuales, están un 67 % satisfechos. Los estudiantes que asisten a clases completamente presenciales tienen un 15 % más de probabilidades de calificar su rendimiento académico «muy por encima de la media» para este semestre en comparación con los estudiantes que tuvieron clases completamente virtuales.
  • Las dos razones más importantes por las que los estudiantes valoran el campus («las clases presenciales» y el «estar con amigos») son las áreas de la experiencia estudiantil que han experimentado un mayor descenso desde el primer semestre de 2020 hasta el segundo semestre de ese año.
  • Las evaluaciones de los estudiantes sobre su desarrollo académico, crecimiento personal y experiencias comunitarias han disminuido entre un 14 y un 21 % en promedio, desde primer semestre de 2020 al segundo semestre de ese año. Específicamente, los estudiantes reportaron un descenso del 23 % en «sentirse comprometidos con su trabajo académico» y del 20 % en «trabajar en proyectos a largo plazo».
  • En promedio, los estudiantes elegirían destinar la mayor parte de la matrícula (59 %) a gastos no relacionados con las clases (incluido el acceso a tecnología y a las instalaciones del campus), y la minoría (41 %) a las clases. 

En el segundo semestre de 2020, aproximadamente el 44 % de las instituciones tenía previsto volver a clase principal o completamente virtual, el 21 % preveía un modelo híbrido y el 27 % planeaba dictar clases principal o completamente de forma presencial, según Chronicle of Higher Education. El paso a las clases virtuales fue una continuación de las políticas del primer semestre de 2020, cuando la mayoría de las instituciones cerraron sus campus y completaron el semestre en línea.

Haz clic aquí para leer el estudio y descubrir qué hace que los estudiantes estén más satisfechos con la experiencia universitaria durante la pandemia del COVID-19.

El hecho de tener o no tener clases presenciales fue el factor más influyente en su satisfacción. El aprendizaje en línea ha influido mucho en la vida de los estudiantes y, por tanto, en la experiencia universitaria en general. Es difícil para los estudiantes socializar y conectar con personas afines a través de clases virtuales. Los estudiantes encuestados piden a las universidades que proporcionen lugares donde puedan interactuar y socializar de forma segura. Los estudiantes también esperan que los profesores fomenten un entorno más social en las clases virtuales. 

Los pocos estudiantes que tenían acceso a un «tercer lugar», una ubicación fuera de su hogar y campus que podría servir como entorno de aprendizaje, como una cafetería o un espacio de coworking, calificaron su desempeño académico por encima del promedio. Esos estudiantes tenían mayor probabilidad de recomendar su universidad a un amigo y ninguno de ellos fue detractor de su institución. Entre todos los estudiantes encuestados, son los que más valoran la capacidad que tiene su campus de hacerlos sentir parte de una comunidad.

WeWork Giralda Place en Coral Gables, FL.

Aquellos encuestados cuya seguridad física, mental y económica depende de las universidades están presionando a sus instituciones a que sean mejores sistemas de apoyo para todos los estudiantes. Les imploran que reduzcan los gastos de matrícula y eliminen las tarifas relacionadas con el uso de campus para los estudiantes que tienen clases completamente virtuales. Solicitan más ayuda financiera y que haya comida disponible todo el día. 

De cara al futuro, muchos estudiantes están ajustando sus planes para el primer semestre de 2021. Los líderes de la educación superior deben reconocer la importancia de una experiencia estudiantil totalmente sólida que abarque todas las facetas de la vida del estudiante, dentro o fuera del campus. Este estudio examina cómo las respuestas de la universidad al COVID-19 afectan la satisfacción reportada por los estudiantes, y destaca dónde deben enfocar sus esfuerzos las instituciones durante la pandemia y en el futuro.

Resultados

La vida en el campus y las clases presenciales aumentan la satisfacción

Los estudiantes que tienen clases virtuales están menos satisfechos y se sienten menos parte de una comunidad. Aquellos que tienen clases completamente virtuales están la mitad de satisfechos que los que tienen clases completamente presenciales (35 % de satisfacción frente al 69 %, respectivamente).

Por otro lado, los estudiantes que asisten a clases completamente presenciales tienen menos dificultades y son un 15 % más propensos a calificar sus estudios «muy por encima del promedio» este semestre en comparación con los estudiantes que tienen clases completamente virtuales. Los estudiantes híbridos, con una división uniforme de clases presenciales y en línea, también tienen una mejor experiencia que los estudiantes completamente en línea, y tienen un 33 % más de probabilidades de recomendar su universidad a un amigo.

Las condiciones de vida de un estudiante también afecta su satisfacción. Un estudiante describió sus dificultades al trabajar desde casa de la siguiente manera: “no ha estado funcionando bien. En mi casa, no tengo buena conexión a internet porque lo usamos cuatro personas. Mi madre también da clases, así que es difícil tener un espacio tranquilo y una buena conexión».

El hecho de que los estudiantes vivan dentro o fuera del campus, así como el nivel de apertura de este, influyen en su experiencia general. Un estudiante sugirió que, para el próximo primer semestre, su institución debería “intentar comunicar lo mejor posible lo que tiene pensado hacer para que las familias y los estudiantes puedan organizarse en virtud de eso”.

El crecimiento académico e interpersonal es el más afectado

Desde el segundo semestre de 2020, los estudiantes sintieron un mayor descenso en su vivencia académica entre todas las métricas evaluadas. Las prácticas de alto impacto que se correlacionan con el aumento de la persistencia, la satisfacción y la retención de los estudiantes se vieron duramente afectadas. 

Un estudiante describió esta desconexión de la siguiente manera: «tengo que entregar un trabajo dentro de una semana que ni siquiera he empezado porque no me siento emocionalmente conectado al curso como lo haría si fuera presencial».

Los estudiantes están teniendo dificultades para afrontar el futuro desde el primer semestre de 2020. Reportaron una caída de aproximadamente el 14 % en la obtención de habilidades para la vida, como «prepararme para mi futuro trabajo», «trabajar bien en equipo» y «ampliar mi zona de confort». 

A eso se suma el hecho de que la confianza en ellos mismos ha descendido un 15 %. En palabras de un estudiante: «creo que lo más difícil fue tratar de descubrir qué trayectoria profesional podría querer seguir, porque el hecho de que todo se desarrollara en línea limitaba mis posibilidades de adquirir experiencia práctica y de hablar con posibles colegas sobre lo que hacen, como para averiguar lo que podría interesarme».

WeWork 1460 Broadway en Nueva York. Fotografía cortesía de Her Campus Media LLC.

El aprendizaje de manera virtual también ha afectado a la forma en que los estudiantes se relacionan entre ellos, y ha dificultado que se conecten orgánicamente a través del trabajo en clase y los intereses compartidos. Los estudiantes anhelan maneras de socializar de forma segura en el campus y piden que las universidades proporcionen lugares donde puedan producirse esas interacciones o que organicen mejores eventos y actividades de forma virtual. La comunicación entre pares en las clases virtuales es difícil, y los estudiantes anhelan que sus profesores puedan desempeñar un papel más importante a la hora de fomentar un entorno social en contextos de aulas virtuales. 

Más allá del aula, los estudiantes tienen dificultades para participar en actividades extracurriculares y asumir roles de liderazgo, dos importantes facetas de crecimiento, y de obtener un empleo tras graduarse. Incluso los estudiantes que vivían en el campus tenían dificultades para mantenerse concentrados. Según un estudiante: «Había muchas clases completamente en línea, pero yo vivía en una residencia universitaria del campus, así que a menudo tenía que estar sentado en mi escritorio todo el día, desde la mañana hasta la tarde, y solo salía para comer».

En general, los espacios del campus eran ampliamente accesibles: el 89 % de los estudiantes encuestados tenía acceso a muchas partes, por no decir a todo el campus. Sin embargo, la mayoría de los estudiantes encuestados utilizaron un espacio de escritorio u oficina dedicada en sus propios entornos domésticos, no en el campus, como principal espacio de estudio. El 20 % de los estudiantes utilizó como espacio de trabajo principal una zona que no era de trabajo, como la mesa de la cocina o el sofá, y el 12 % utilizó un espacio compartido en el campus, como la biblioteca.

¿Qué pueden hacer las universidades?

En el futuro, es importante que las universidades reconozcan que incluso una pequeña participación de forma presencial puede ayudar mucho a los estudiantes. El nivel de apertura del campus y el hecho de que un estudiante tenga acceso a un tercer lugar alternativo influyen en gran medida en la capacidad de los estudiantes para tener experiencias en persona. Las universidades deben anticipar que los estudiantes ajusten sus planes de inscripción y residenciales en el primer semestre de 2021 según el acceso a estos espacios esenciales.

De cara a este primer semestre, los estudiantes intentan encontrar diferentes formas de obtener una experiencia presencial satisfactoria. Si no lo consiguen a través de su curso, pueden buscarlo en su vida residencial o en un tercer lugar, como una cafetería o un espacio de coworking.

Las universidades podrían considerar proporcionar a los estudiantes un tercer lugar —fuera del hogar y del campus— que sea apropiado para el aprendizaje. 

Durante el segundo semestre de 2020, algunos estudiantes que tuvieron clases híbridas y completamente virtuales con acceso limitado a los espacios de sus campus se vieron beneficiados de un tercer lugar: una ubicación fuera de su casa y del campus que aprovecharon como entorno de aprendizaje propicio. Los estudiantes que trabajaron en un tercer lugar alternativo califican su rendimiento académico exclusivamente por encima del promedio. Como grupo, tienen la mayor probabilidad de recomendar su universidad a un amigo, y ninguno de ellos es detractor de su institución. Los estudiantes que trabajan en un tercer lugar son los que más valoran la capacidad de sus campus de hacerlos sentir parte de una comunidad, en comparación con los que trabajan en casa o en el campus. Las universidades deberían tener esto en cuenta cuando busquen oportunidades para simular la experiencia de los estudiantes en el campus. 

Durante muchos años, las experiencias acumulativas de una comunidad universitaria física han hecho que la educación superior tradicional fuera única y transformadora. Sin esas interacciones físicas, los estudiantes deben buscar esa simulación en otra parte. En lo que respecta al aprendizaje a distancia y al futuro de la educación virtual, existe una necesidad explícita de contar con un lugar más allá del campus donde los estudiantes puedan participar y conectarse de manera significativa.

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