La pandemia mundial del coronavirus ha transformado el sector inmobiliario, lo que hace que sea aun más importante que los edificios se diseñen para mantener a los empleados sanos. En un reciente seminario web organizado por WeWork, me senté con Paul Scialla, fundador de Delos, una empresa de propiedades de bienestar, y del International WELL Building Institute (IWBI), para hablar sobre los elementos espaciales, medioambientales y conductuales del lugar de trabajo que mantienen sanas a las personas.
Delos ha estado aplicando desde hace ocho años las ciencias de la salud a los edificios, tratando de entender cómo afectan los entornos de las oficinas a las personas que las ocupan. Han investigado y probado factores como la calidad del aire, la iluminación natural, el agua y la acústica en el lugar de trabajo, y les han asignado resultados de salud. Sus hallazgos han pasado rápidamente de ser un resumen de elementos que «está bien tener» en el lugar de trabajo a consideraciones necesarias en la situación actual.
«En última instancia, ¿por qué creamos lugares o espacios? Los creamos para las personas que los ocupan», nos dice Scialla. «Si podemos mejorar su salud, bienestar y productividad de manera constante y pasiva, mediante cuatro paredes y un techo, hemos dado un gran paso».
Los ocupantes de los edificios y los propietarios saben que la pandemia del coronavirus tendrá un impacto duradero en nuestra manera de utilizar los espacios, y se entiende que a las personas les preocupe mantenerse sanos. A medida que los lugares de trabajo y las ciudades inician su reapertura, los negocios que centran sus recursos en un enfoque empírico y basado en la ciencia pueden transmitir el nivel adecuado de confianza para que los empleados regresen al lugar de trabajo. Esto es algo que en WeWork estamos haciendo en nuestros propios espacios.
Un modelo para una mejor salud
En el futuro, las empresas priorizarán aquellas políticas que mantienen a los empleados sanos en el nuevo lugar de trabajo. Por suerte, científicos especializados en el comportamiento, la salud y los edificios llevan mucho tiempo examinando los factores que pueden hacerlo, y sus hallazgos pueden ofrecer cierta claridad para que el sector de las propiedades comerciales tome las medidas correctas. El International WELL Building Standard esboza cuatro medidas extensas para luchar contra la propagación del COVID-19 o cualquier otro patógeno: prevención, preparación, resiliencia y recuperación.
Delos se centra en tres de las maneras en que la infección puede propagarse en un edificio: a través del aire, de las superficies y del comportamiento de las personas. En consecuencia, adapta su estrategia en función de los aspectos específicos de cada uno de ellos, nos dice Scialla. El distanciamiento social es la primera línea de defensa. En los espacios públicos, eso significa garantizar una distancia de al menos dos metros de distancia entre cada persona. Se ha demostrado que el uso de mascarillas y pantallas reduce drásticamente la transmisión del virus, en especial cuando todo el mundo las utiliza. Además de reducir la transmisión, el uso de mascarillas es también una cortesía común y una muestra de respeto hacia los demás.
Delos cree que un tema clave en los edificios comerciales será la mejora de los espacios de trabajo con mejores sistemas de ventilación y filtrado de aire. Para aquellos con un presupuesto ajustado, Scialla dice que hay sistemas de filtrado de aire individuales asequibles que cuestan entre 400 y 500 dólares que pueden proporcionar el nivel apropiado de filtrado necesario para eliminar partículas del coronavirus en el aire. Sin embargo, es necesario realizar un análisis adecuado para ver cómo encajan con los sistemas de climatización existentes.
Se siguen investigando otros enfoques para reducir la transmisión del virus. Entre estos se incluyen mantener rangos de humedad relativa del 40 al 60 por ciento y el uso de luz ultravioleta dentro de los sistemas de filtrado de aire.
Qué supondrá para los empleados
Los empleados quieren tener la seguridad, cuando entran en un edificio, de que no solo están tomando las medidas adecuadas para mantenerse sanos, sino que también lo hacen sus compañeros, vecinos y otras personas que entran en su lugar de trabajo. Es esencial que los propietarios, los operadores de edificios y las empresas comuniquen esas medidas, así como cualquier otro cambio, de manera amplia y clara. Una manzana podrida puede estropear las buenas medidas que se han puesto en marcha.
La densidad de ocupación en las oficinas serán menor. Los empleados verán nuevas distribuciones en el espacio de trabajo. Experimentarán nuevos protocolos de distanciamiento social, como, por ejemplo, horas de inicio escalonadas. En China en estos momentos, un país que acaba de reabrir tras meses de confinamiento por el coronavirus, se puede tardar hasta 40 minutos en llegar al piso en ascensor debido a que solo pueden subir dos personas al mismo tiempo.
Un aspecto positivo es que los empleados pueden tener más opciones con respecto a las ubicaciones de oficina a las que pueden ir. Muchas empresas están adoptando el modelo de oficina de núcleo y radios, con una oficina central y varias ubicaciones satélite. Esto reduce la cantidad de personas en cualquier ubicación y disminuye el riesgo de infección de los empleados durante un desplazamiento prolongado en transporte público. También permite que aquellos que tienen niños a su cargo puedan estar más cerca de casa, lo cual es un tema de gran preocupación, pues los centros escolares siguen cerrados en muchos países.
Otras empresas están introduciendo horarios alternativos para un equipo A y un equipo B en los que los empleados acuden a la oficina cada dos días y trabajan desde casa el resto de los días. Esto es ahora posible porque tanto los empleados como los empleadores se sienten más cómodos trabajando desde casa.
Scialla cree que la solución más efectiva consiste en que los empleados más esenciales regresen primero a la oficina y que aquellos empleados que puedan realizar su trabajo desde casa regresen a la oficina más adelante. Aquellos que regresan podrán encontrarse en el futuro conque los servicios de bienestar probablemente cambien y pasen de ser beneficios para los empleados a un requisito necesario, en especial en lo que respecta a la atención sanitaria.
Para los negocios, la implementación de formación para informar a los empleados sobre estas nuevas medidas y compartir los porcentajes de finalización entre la plantilla ayudarán a recuperar la confianza entre aquellos que acudan la oficina. El seguimiento de métricas como la calidad del aire, la humedad y la temperatura de las personas garantizará que las políticas están funcionando. Ofrecer un contenido atractivo de manera transparente dará a los ocupantes la confianza que necesitan para regresar.
Liderando en el nuevo lugar de trabajo
Para Scialla, permitir que los trabajadores regresen al trabajo tiene un valor increíble, concretamente a un entorno laboral seguro que fomenta la salud. Si bien trabajar desde casa puede ser igual de productivo, en algunos casos, que ir a la oficina, no ofrece el mismo nivel de colaboración que estar en el mismo espacio que tus compañeros. «Perdemos cierta cantidad de innovación si todas nuestras plantillas trabajan desde casa», añade Scialla. Por no mencionar todos los desafíos a los que se enfrentan los empleados si también tienen que cuidar de sus hijos en casa.
Cuando las conversaciones al azar desaparecen de los pasillos, también disminuyen las posibilidades de que se produzcan sesiones de brainstorming improvisadas y que se compartan ideas nuevas. Hay limitaciones para explorar nuevas perspectivas cuando no se incluyen en el programa de una llamada programada de Zoom. Los espacios de coworking, que son flexibles por naturaleza, pueden brillar si implementamos y adaptamos los mejores estándares a las medidas de salud para nuestra comunidad global.
Las organizaciones que apuestan fuerte por la salud y la seguridad transmitirán confianza para volver a la oficina en estos tiempos de incertidumbre. Al profundizar en los detalles, es posible ver claramente lo que inquilinos, empleados y socios pueden esperar al volver al trabajo. Los propietarios que tienen el deber de ofrecer un edificio seguro a los ocupantes, y los inquilinos que tienen el deber de proporcionar lugares de trabajo seguros para los empleados, pueden trabajar juntos para lograr un regreso sostenible al trabajo.
Scialla añade que «todo gira en torno a la claridad, la confianza, la ciencia y la comunicación» cuando hablamos del camino hacia la reapertura de los espacios comerciales.
Seema Bhangar, gerente sénior del programa global de calidad medioambiental en interiores de WeWork, ha colaborado en este artículo.
Alex Shoer es el director de estrategia en WeWork y antiguo responsable de estrategia empresarial para APAC en WeWork. Antes de trabajar en WeWork, Shoer fue cofundador de Seeder Energy, empresa especializada en edificios ecológicos, energía renovable y eficiencia energética para edificios comerciales e industriales.